La de Daniel Johnston es una historia triste. La de un artista golpeado por una enfermedad mental, víctima de sus propios demonios y destrozado por un amor no correspondido. Consiguió su objetivo de hacerse famoso tras aparecer en un programa de MTV, pero a partir de ese momento, un shock emocional del que nunca lograría recomponerse (la mujer de la que siempre estuve enamorado se comprometía con otro hombre) detonó un desorden psíquico maníaco depresivo que ya llevaba años fraguando en su interior.
Durante años compaginó sus grabaciones en cassette y sus dibujos, con visitas a hospitales, actuaciones y encuentros con bandas como Sonic Youth o Jad Fair que mostraron su admiración por él, pero siempre bajo la sombra de su inestabilidad mental. Su cristianismo extremo le llevó a obsesionarse con la figura de Satán y fueron múltiples las referencias y los discursos a su figura tanto en sus actuaciones como en las grabaciones caseras.
Jeff Feuerzeig construye un delicado pero doloroso documental a través de un trabajo de recopilación de 10 años de todo el material que guardaba Daniel en su sótano-estudio. Cintas en las que no solo grababa sus canciones o sus ideas, sino también las peleas con su madre, quien aparece en sus años de adolescencia como una figura casi autoritaria que rehúye su vena artística. También los vídeos que rodaba con su hermano, sus pequeñas películas en Super 8, así como una gran cantidad de ilustraciones que contenían personajes y elementos constantes de su mundo interior como el Capitán América, globos oculares, la figura del demonio, torsos de mujeres desnudas o cabezas abiertas. Todas las imágenes del documental envueltas con sus canciones, tristes alegatos a la fragilidad de Daniel, quien apenas aparece en pantalla como testimonio actual, siempre a través de sus letras y sus diarios narrados en cassette.
El documental también recoge los testimonios de personas cercanas al músico desde sus inicios y en todos los momentos de su decadencia. Sus padres, quienes protagonizan los momentos más emotivos del documental contando entre lágrimas sus episodios psicóticos más problemáticos (las fugas sin aviso o el accidente de avioneta), pero también hablan con orgullo de sus logros y del fruto de su creatividad como artista. Su manager, probablemente la persona más importante de su carrera, una víctima más de su inestabilidad mental, a quien apartó de su lado tras muchos años de trabajo justo antes de alzarse con un contrato discográfico relevante. Su amiga Kathy McCarthy, que habla de él con una mezcla de lástima y ternura. Amigos, periodistas y músicos que vivieron una época de auge musical en Austin, una ciudad que encunó el ascenso de un joven convertido un singular artista folk de voz aguda y desafinada.
No es de extrañar que toda esa fragilidad emocional llamara la atención de otro atormentado como Kurt Cobain, quien lució en fotos y actuaciones la camiseta con la portada de su Hi, How Are You, formando una legión de curiosos que, con el tiempo, se convertirían en sus más fieles seguidores.
The Devil and Daniel Johnston es un magnífica pieza documental que recorre todos los rincones de la historia de un prolífico artista, con subidas y bajadas, episodios muy duros (como en el que rompe a llorar en un concierto ante el estupor de los asistentes) y otros enternecedores (cuando conoce a Matt Groening en su camerino), y que alcanza su momento más estremecedor en un último tramo en el que muestra la relación ‘actual’ de Daniel con sus padres, ya mayores, que cuidan de él y temen ese día en el que ellos ya no estén y la estabilidad del artista se tambalee.
Altamente recomendable.
Visualiza el documental al completo (y con subtítulos en español) aquí:
The Devil and Daniel Johnston (El Diablo y Daniel Johnston – Jeff Feuerzeig, 2005) from Tlatoani Ortíz on Vimeo.